jueves, 20 de noviembre de 2008

La historia de la niña que se llamaba Luna. (1)

Bueno esta es el primer relato largo que subo blog, por ello he decidido subirlo en tres partes, para hacer más amena su lectura y sobretodo para dejaros con la intriga...jeje. Espero que os guste. El Viernes que viene más.



“Lo primero que hizo el hombre cuando llegó a la luna fue pisarla, ¡Qué poca vergüenza!”



La historia de la niña que se llamaba Luna.


Se había perdido. “Maldita sea la hora en la que decidí tomar una “ruta alternativa” para llegar.” Pensó. Lo único que sabía era que se encontraba en un lugar intermedio entre La Mezquita y La Calle la Feria. Siempre podía darse la vuelta, llegar a la Mezquita y tomar un camino conocido hasta El Potro. Pero tenía prisa, llegaba tarde. Además era de noche y las estrechas calles de la Judería estaban desiertas. Tenía miedo. Solo quería llegar.


Algo llamo su atención, unos ojos amarillos la miraban fijamente. Solo era un gato, pero a su lado había una niña sentada en el suelo con la cabeza entre las rodillas. Si no hubiera sido por el felino no la habría visto. Ya que se encontraba en una zona que la tenue luz de la calleja no llegaba a iluminar, las sombras la ocultaban. “¿Qué hacía una niña allí?” pensó. No debía de tener más de cinco o seis años. Tal vez se había perdido como ella. Se acercó. Estaba llorando. -¿Qué haces aquí pequeña? ¿Te as perdido?- No hubo respuesta. -¿No me entiendes?- Dijo tocándole el hombro. La niña levantó la cabeza y la miró directamente a los ojos. Estaba llorando. Hasta ahora no se había fijado pero aquella niña tenía el pelo blanco. Pero había algo más… ¡Tenía los ojos rojos! Aquello la asustaba, inconscientemente dio un paso hacia atrás, la niña se levantó. La seguía mirando a los ojos mientras las lágrimas cruzaban su rostro infantil. No sabía decir que tenía aquella mirada, pero resultaba hipnótica, como mirar una hermosa Luna llena, pero a la vez era escalofriante. Estaba cada vez más asustada y la niña seguía sin decir palabra alguna.


El gato maulló, entonces la vio suspendida en el cielo nocturno. Una Luna llena roja sangre. Como los ojos de aquella misteriosa niña. No pudo aguantarlo más y salió corriendo aterrorizada sin importarle hacia donde, pero antes de desaparecer por la callejuela más cercana, no pudo evitar volver la mirada para ver por última vez a la pequeña. Al ver de nuevo sus lágrimas pensó en lo sola que parecía. Allí con la única compañía del felino negro, mirando la Luna roja.


Edalie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hmmmmmmmmmmm. Ya te comentaré en persona. La idea es buena, pero puede ser explotada mucho mejor.

¡¡Sigue escribiendo relatos!!

Xerenor dijo...

ey la verdad es que engancha y hasta acojona un pelín.

Muchas gracias por tu comentario en mi blog, me hizo mucha ilusión. Esperaré a ver que pasa con la niña...

Besos.