viernes, 30 de mayo de 2008

Utopía

Ella se marcho con la vía Láctea...


Aquel lugar no era su sitio y por fin había logrado sacar el valor necesario para dejar atrás lo poco que estimaba de su opresiva existencia y marchar en busca de su lugar en el mundo. Esto no era algo que acabara de comprender. Comenzó a sospecharlo muchos años atrás, cuando decidió que la mejor opción no era la que le imponiesen sus mayores, ni la televisión, ni las modelos de las revistas patéticas a las que todas las pavas adolescentes de su edad intentaban parecerse...

Sino que la mejor opción era aquella que más satisfacción le produjera, aquella que le dejara el buen sabor de boca de cuando sabes que a pesar de los problemas que vas a tener por tus acciones es lo más correcto o justo porque es lo que te dicta tu corazón.


A los 11 años, empezó a comprender que estaba fuera de lugar, que ese no era su sitio. Ella quería jugar a lo que le apeteciera, cuando le apeteciera, como le apeteciera y con quien le apeteciera. Nunca llego a comprender esa separación sexista en el colegio...


Jamás entendió porque las niñas la hicieron a un lado porque prefiriera descargar adrenalina metiendo balonazos en algún intento de partido de fútbol, en lugar de perder el tiempo en esos largos y aburridos de manos con canciones absurdas y sin sentido que no dejaban lugar alguno a la imaginación, sino que tan solo consistían en memorizar una serie de movimientos impuestos por alguien en alguno tiempo remoto y repetirlos como borregos una y otra vez hasta la saciedad sin parar a preguntarse el porque de sus acciones...


Tampoco llegaría a comprender ni muchos años después él porque del borregismo de las niñas que la rodeaban, cuando la miraban como a una estúpida por según ellas “perder el tiempo” devorando, deleitándose y perdiéndose en la lectura de numerosas y apasionantes aventuras escritas, las que le hacían olvidarse durante un par de horas de su solitaria e incomprendida existencia. Las únicas estúpidas era ellas las que preferían perder el tiempo realizando tests sobre si eran la más POPular de la clase o leyendo absurdos consejos sobre como conquistar al chico que le gusta en 10 días en revistas poperas y vomitivas...


A partir de ahí sus diferencias se fueron acrecentando con el tiempo, la mayoría de la gente ni se le acercaba, la mala costumbre de juzgar por las apariencias sin pararse a conocer lo que hay detrás y los que lo hacia se marchaba antes de llegar a conocer el alma que se escondía tras esa estética tomándola por una extravagante. Pero ese era el camino que ella había escogido cuando decidió pensar por si misma y no dejar que le impusieran nada, ni dejarse llevar por el borreguismo extremo que la rodeaba... Ese era el camino de la soledad, el silencio y la incomprensión...


Hizo del negro su uniforme, del silencio en su grito ( de nada sirve alzar la voz cuando sabes que nadie va a tomar en cuenta su opinión, ni siquiera va a escucharla.) de la soledad su bandera y de la música y la lectura sus únicas vías de escape, las que le daban fuerzas para levantarse un día más y seguir adelante, las que hicieron que no cayera en la desesperación más de una vez e hiciera alguna tontería de la que si se arrepentía tal vez fuera demasiado tarde para echarse atrás...


Así consiguió sobrevivir, más que vivir hasta que un día reunió las fuerzas necesarias para despedirse de lo poco que le importaba y comenzar de nuevo lejos de allí. Lo más difícil fue dejar atrás a su gato, su único amigo de verdad durante todo este tiempo y el único ser en el mundo que parecía comprenderla. Y despedirse de su vieja compañera, su guitarra. Pero no podía llevarlos al sitio al que se dirigía...


Lo demás no le resulto muy difícil, nunca había tenido grandes amigos a los que extrañar. Y en su casa todo era un infierno, a veces le hervía la sangre solo de pensar que le debía la existencia a esos dos carcas subnormales que la puteaban, diciendo que era lo mejor para ella día tras día desde que su memoria alcanzaba a recordar...


Y así guiada por la luz de la vía Láctea abandono este mundo para dirigirse al que verdaderamente pertenecía...


Un lugar donde se valoraba la inteligencia y no el borreguismo, donde no se juzga a las personas por lo que aparentan, sino por lo que realmente eran. Donde no es más elegante un traje de Pedro del Hierro que una camiseta negra de un grupo metalero y unos vaqueros rotos, donde se reciclan revistas absurdas para imprimir obras literarias maestras. Un lugar donde una persona no es más seria y de fiar porque lleve traje y corbata en lugar de la cara agujereada de piercings, donde no se aprecia a nadie por su estética, sino por el verdadero valor de su alma...

Y sobretodo un lugar donde la música nazca de querer transmitir sentimientos a los demás de querer compartir algo con ellos, y no del afán de fama de algunos y de la codicia y las ganas de conseguir dinero de otros...


Un lugar donde las utopias se convierten en realidad porque el ser humano ha dejado atrás el instinto primitido de joderse los unos a los otros, un ligar donde el ser humano ha decidido colaborar entre sí para que todos obtengan lo que desean basando su relación en la comprensión y el respeto mutuo...



Edalie, The undead mage.

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